La ignorancia es atrevida
“La ignorancia es atrevida”, reza un adagio popular. En términos un poco más formales, los psicólogos Dunning y Kruger escribieron:
“Las personas incompetentes a menudo son bendecidas con una confianza inadecuada, asegurada por algo que les parece conocimiento”.
Una realidad que debería sernos completamente clara es la invisibilidad de la ignorancia; no importa quién seamos, cuánto hayamos estudiado o qué coeficiente intelectual tengamos, siempre habrá cosas que ignoraremos.
Claro, cada persona ignora cosas diferentes y en términos relativos alguno podrá ser menos ignorante que otro, pero en términos absolutos todos somos ignorantes.
Esto, no obstante, es muy difícil de reconocer por el ser humano. De hecho, es el ignorante quien más batalla a la hora de reconocer su ignorancia, cosa que al primer vistazo podría parecer irónica.
No obstante, si lo analizamos un poco más, tiene todo el sentido del mundo, ya que su nivel de percepción de la realidad es tan limitado que es fácil que estimen que sus habilidades están muy cerca del máximo de lo que conocen, o por decirlo de otra forma, tienen un techo tan bajo que es muy fácil que lo alcancen.
Esta situación, como ya mencioné, está muy relacionada con la psicología del ser humano, es por eso que es un fenómeno que los científicos del campo han estudiado en años recientes, en particular los ya nombrados David Dunning y Justin Krueger, profesores de la Universidad de Cornell. Fue de hecho debido a su trabajo al identificar este fenómeno y sus implicaciones psicológicas que este es conocido en el mundo de la ciencia como el efecto Dunning-Kruger.
La óptica desde que ellos atacan el problema tiene que ver con una superioridad ilusoria, siendo de hecho ese el nombre del sesgo cognitivo que explica este efecto.
En resumen y en términos sencillos, sus estudios de este sesgo cognitivo concluyeron que este resulta de una ilusión interna en las personas de escasa habilidad y una percepción externa errónea en las personas de abundante habilidad, o en sus palabras, “la mala calibración en el incompetente tiene su origen en un error respecto al yo, mientras la mala calibración en el altamente competente tiene su origen en un error respecto a los demás”.
Este es quizás uno de los problemas principales con los tantos “sistemas” de negocios, las múltiples estrategias ahí afuera: son ignorantes de su propia ignorancia, y en el proceso, son también bastante arrogantes — claro, hasta que se enfrentan a la dolorosa realidad de múltiples pérdidas.
Hay poder en la humildad, especialmente en el entender, sobre todo al introducirnos a una industria y en cierta forma a una ciencia que nos eran antes desconocidas, que no sabemos todo y buscar estar conscientes no solamente de lo que sabemos, sino de lo que ignoramos.
Debemos tener cuidado especialmente de eso, de medir cuánto es lo que no conocemos. Una persona que no sabe nadar y entra a algún cuerpo de agua suele ir tanteando con los pies la profundidad, para evitar encontrarse en un punto donde haya más altura de la que su habilidad le permitiría manejar. En la vida debemos ser iguales, sobre todo en una industria donde las reglas casi parecen diseñadas para beneficiar a unos pocos: busca estar consciente de lo que no sabes, consciente especialmente de que iniciamos en el camino de la incertidumbre, apoyándonos en creencias de otras personas.
Esto te permitirá iniciar el camino, pero llegarás a un punto donde tienes que soltar todo lo que sabes para dar rienda suelta a tu creatividad y en la confianza en ti mismo sobre tu verdad absoluta.
Nuestra causa debe ser mayor a nosotros mismos, ningún negocio prospera en la mediocridad, la filosofía debe ser crear algo que motive a todos los miembros de la organización a largo plazo, y porque no en varias vidas. –Gregorio Punzano