Alejandro Magno: “Quemar las naves”

Gregorio Punzano
3 min readMar 18, 2022

En el año 335 a.C., al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas.

Al desembarcar comprendió que los soldados enemigos superaban en cantidad, tres veces mayor, a su gran ejército.

Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha.

Habían perdido la fe y se daban por derrotados.

El temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.

Cuando Alejandro Magno hubo desembarcado a todos sus hombres en la costa enemiga, dio la orden de “quemar las naves”.

Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo:

“¡Observen como se queman los barcos, esa es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podemos volver a nuestros hogares, y ninguno de nosotros podrá reunirse a su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos!

¡Debemos salir victoriosos en esta batalla, puesto que solo hay un camino de vuelta y es por el mar!

¡Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos!”

Alejandro Magno: “Quemar las naves”

La falta de fe, el temor y la inseguridad, el estar atado a ‘lo seguro’, nos priva de conseguir nuevos éxitos, nos hace renunciar a los cambios, nos hace renunciar a los sueños, nos hace negar los anhelos y las metas que están grabadas en lo más profundo de nuestros corazones.

Cuantas veces la seguridad de poseer algo, nos hace renunciar a la posibilidad de conseguir algo mucho más, cuantas veces lo que tenemos fácilmente a nuestro alcance nos impiden crecer, haciendo que la seguridad se convierta en mediocridad, en fracaso y en monotonía.

Debemos saber que perseverando todo puede lograrse.

Que el amor y la fe nos dan la fuerza necesaria para obrar milagros en nuestras vidas si así lo deseamos.

Que las personas perseverantes inician su éxito, donde otras acaban por fracasar.

Ningún camino es demasiado para el hombre que avanza decidido y sin prisas, teniendo claro sus objetivos.

El ejército de Alejandro Magno venció en aquella batalla, regresando a su tierra a bordo de los barcos conquistados al enemigo.

Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino quienes las han buscado y las han aprovechado a su tiempo, quienes han asediado a la oportunidad; quienes la han conquistado.

La conquista puede ser un amor, conocimientos, trabajo, riquezas materiales o espirituales, todo está a tu alcance, usted puede plantearse las metas y los objetivos que deseas.

Las condiciones para lograr el éxito no son siempre fáciles, no hay otro método que trabajar duro, ser tenaz, soportar, tener fe, luchar, creer siempre, no rendirse y jamás volver la espalda.

Con la actitud correcta, las limitaciones autoimpuestas desaparecen.

— Alejandro Magno

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